Las Brujas del Sónar

por ELISA FUENZALIDA

Ni siquiera vamos a entrar en el debate de por qué un artículo sobre las mujeres de Sónar 2017. Partimos del hecho de que vivimos en un mundo en el que la igualdad de género no existe, por tanto vamos a hacer un esfuercito por darle visibilidad a lo que está infra representado. No, las mujeres en Sónar tampoco representan una “sub-categoría”, no se encuentran dentro de la pestaña “Música de mujeres”, ni cuentan con un escenario a parte. Ni siquiera son tantas. Pero serán cada vez más, no nos cabe duda.

Hagamos un rápido repaso por lo más interesante:

Princess Nokia: ¿De verdad necesita presentación? La hip-hopera nuyoricana que nos robó el corazón con eso de: “Mis tetas pequeñas y mi güata gorda” no solo ha conseguido llevar sin complejos, disculpas ni disimulos el feminismo radical e interseccional al hip hop comercial con todo el estilo, potencia y flow por el que llevábamos desde siempre prendiendo velitas a todas nuestras santitas. Ella es nuestro milagro, la amamos.

Bad Gyal: La catalana que marcó un hito con su cover del Work de RiRi , Pai, ha puesto el dance hall de vuelta en el mapa sonoro…y con solo 19 años. Sus letras, directas y explicitas, exhudan empoderamiento. Sin embargo, no son pocos los escollos a los que ha tenido que sobreponerse: “Duele que cantes y te digan que cojas una fregona (…) Me he encontrado en situaciones como que un tío, para grabarte, se espere que tú le vas a hacer algo. Flipo, Es vomitivo.”

Nina Kraviz: La dj vuelve a Sónar por todo lo alto (su primera aparición fue en 2012) para cerrar uno de los escenarios de Sónar Noche. Su obsesión por el acid house no excluye una versatilidad de la que hace gala con sets sólidos que la colocan hoy en día en uno de los lugares más prestigiosos de la escena clubbing. Claro que la mayoría de revistas siguen haciendo hincapié en lo guapa que es. Nos preguntamos si a algún periodista se le ocurriría hacer esa clase de valoraciones sobre Sven Vath o Carl Cox. ¿No? Claro que no.

Pan Daijing: Le llaman dark noise. Industrial, 80´s, experimental, para quienes gusten de los tags. Como sea, lleva el indiscutible sello berlinés. De sobra conocida en la escena más arty (danza conteporánea, performance, instalaciones, paisajes sonoros), le ha devuelto su componente ritualístico al manejo de los platos.

Lena Wilikens: Me gusta Lena porque, musicalmente, no le tiene miedo a nada. Está en Cómeme y dicen por ahí que Matías Aguayo la adora. Pero Lena no necesita padrinos, su personalidad en los platos es magnética, impredecible, divertida, cachosa y una de las mejores cosas que te pueden pasar en un festival que parece que va a estar bien densiton.

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