Nota por: Ademir Malca
Como si fuera un rito (punkrocker), abrieron con El Magnetismo, canción breve y suave, perfecta como para reunir energía para pasar electricidad mientras el pogo se mueve como la marea. Estuve poco más de 1 minuto, que dura dicha canción, parado sin moverme de mi ‘sitio’ luego terminé arrastrado por la corriente energética de los saltos y la emoción.
Esa noche ganaron las canciones…
De todo lo que despertó este concierto, entre lo más resaltante, a mi parecer, fue que quedó en claro que para hacer una banda de rock n’ roll, lo más importante es la actitud… y las canciones, ¡DIOS! ¡¡QUÉ CANCIONES!!! aunque es obvio, que las canciones son todo, me refiero a que sin pretensiones, son más sinceros y directos que Maradona con tragos (ha!), con coros repetitivos, pero coros, valga la redundancia, para corear, para cantar, no importa si no te sabías la letra, estoy seguro que Santiago Motorizado te la va repetir tanto como las canciones quemadas de la radio nacional (mismo efecto, pero mejor), se te quedan grabadas y cuando menos te des cuenta estas con la mano arriba, agitando la muñeca, brincando al ritmo del bombo al pulso.
Quisiera saber cuántas palmas se gastaron para el mato a un policía motorizado (sin contar los aplausos al final de las canciones), al marcar el tempo para avivar a las masas, o cuantos asistentes terminaron sin polo porque estaban empapados de sudor, solo sé que las canciones se defienden por si solas y sin necesidad de ser un anfitrión emotivo, a Santiago se le notaba ‘el pibe más buena onda del local’. Una melodía memorable que me recuerda los coros clásicos de estadio, esa particularidad de muchas bandas Argentinas y los platenses, que expone de manera magistral en todas sus canciones/himnos.
Chica rutera, mujeres bellas y fuertes, maso menos bien, nuevos discos, chica de oro; imposible no emocionarse, pero de verdad, es un efecto liberador cuando te pones a corear y saltar, es como una especie de terapia colectiva donde el frenesí se apodera de tu energía y paras solo cuando estas al borde de la taquicardia cuando por momentos se contrastaba esa energía pogera con partes de distensión y mucho, pero mucho feelin’, como dos galaxias y el fuego que hemos construido, que tampoco dejan esa energía rock n roll, ahora su sonido es otro, más maduro, guitarras contundentes y al primer plano, como algunos técnicos-puristas dirían “coqueteaban con el shoegaze” junto con las bases graves del bajo y la voz fina y directa de Santiago, el órgano que le da una textura más armoniosa, la batería que explota con crashe’s y un motorik que le da continuidad e hipnotiza con un bombo percutido que se sincroniza con el latir del corazón, Como si fuera una fórmula infalible, sin dudarlo, en la simpleza estaba el gusto.
La sorpresa estuvo al final de la noche, con una canción que cómodamente podría ser el soundtrack de una catástrofe zombie: mi próximo movimiento : …”ahora estoy encima de mi casa con un rifle”… Diego Cendra (ZappinG! y Juan Gris) sube al escenario, toma el bajo motorizado y regala al público esta bella melodía.
…y es que la música es un lenguaje, y el lenguaje sirve para comunicar, y se la ponen fácil al público… felizmente; nos dejan con ganas de oír siempre más, sentir que se puede agarrar una guitarra sin necesidad de virtuosismo, y cantar lo que sale desde el fondo del corazón, o hasta una simple anécdota es suficiente para hacer una canción sincera que te conmueva, cualquier excusa es perfecta para hacer arte. (no me crees? escucha amigo piedra: ‘amigo piedra necesito que, me ayudes con mi auto otra vez, para viajar a ese lugar nueeeeevo’…
En camino, este año, más conciertos geniales que generarán recuerdos y experiencias que no te regala youtube, así que anímate porque ya hace tiempo estamos en la ola artística/musical (y no solo con las bandas internacionales que vienen) y no te lo quieres perder.